Nuestros antepasados se dieron cuenta que, en el cielo como en la tierra, el oso desaparecía en la noche oscura del invierno para volver en la primavera. Entonces los jóvenes del pueblo lo capturaban para bailar con él en la plaza del pueblo. Algunos indicios dicen que esta costumbre se extendió en toda Europa y en la reserva cultural paleolítica Cántabro Aquitana desapareció junto al oso.

La variante que te ofrecemos se puede escuchar desde Asturies hasta Toulouse, en la Occitania.